Carta a un Emprendedor


Tu mente, matriz infinita de ideas, tus ojos maquillados por ojeras que no dejan de buscar oportunidades, tus pestañas de post-it, tus rodillas temblorosas que aun así se atreven a dar pasos firmes. Pero sobre todo, tu esencia inalterable como ente de impacto.

    El emprendedor es la célula fundamental del capitalismo. Nace de una sociedad en donde los individuos son libres de explorar y descubrir por sí mismos un rango infinito de posibilidades. Una sociedad en donde predomina la paz, porque donde entra el comercio no entran las balas. El emprendedor se desenvuelve en el capitalismo, un proceso dinámico de creación de riqueza impulsado por la innovación. El emprendedor es el núcleo alrededor del cual gira el proceso económico.


    Eres el ente inconforme que da los primeros pasos del camino de innovación, el que crea un puente entre lo que aún es un concepto difuso y la realidad. Creo que eres un motor de crecimiento, que con tu imaginación ilimitada le encuentras mil usos a lo que es escaso. Intercambias seguridad por incertidumbre, por riesgo, por el misterio alentador de no saber qué pasará mañana. Eres aquel que utiliza su libertad en pro de la humanidad, y con responsabilidad guías a los demás hacia la cumbre. La justicia envuelve tus palmas, emprendedor, pues si creas obtienes, y no buscas arrebatarle el fruto a tu prójimo. Enfocado en tus propios fines, irónicamente terminas cumpliendo los de los demás. 


    Sé que posees en tu mente sueños tan grandes, y no descansas hasta que estos se muden a tus manos y se hagan realidad. La necedad de querer alcanzar tus metas se traduce en persistencia y da sentido a lo que un día dejará boquiabiertos a aquellos que te juzgaron por no pensar como el resto. Eres el que se atreve a decir en voz alta sus ideas, en medio de audiencias de risas y burlas. Portas con orgullo la etiqueta de raro y extraño, porque lo que tú aportas no se puede catalogar dentro de lo común. Tu labor y hasta tus horarios son diferentes a los de la mayoría. 


    El emprendimiento es el arte del servicio. Tú, emprendedor, eres el que extiende la mano y abres las puertas de tu negocio para todo aquel que lo necesite. Tu trabajo es el de encontrar soluciones a los problemas que los demás no se atreven a tratar. Un emprendedor expande el pastel y suma todo tipo de personas. Pero sobre todo, un emprendedor crea emprendedores, gente que como él no se conforma con lo ya existente. Tu impacto creará en otros el deseo de un cambio y una mejor realidad.


    Nunca olvides tu esencia, emprendedor, abraza tu locura y tu creatividad; pues de ti depende el avance hacia la prosperidad. Ese es nuestro trabajo. Todos aquí, de una u otra forma, somos emprendedores y somos los responsables de transformar nuestro entorno. Y a ti, que escuchas esto, si aún no eres emprendedor no te preocupes, sé un aprendedor, pues llegará el día en donde se presentará la oportunidad y de ti dependerá como la recibas. Guatemala tiene potencial sin explorar y es trabajo de nosotros descubrirlo y potenciarlo. Necesitamos individuos como tú, para esta distorsionada realidad ¿Dónde están los emprendedores?


Ach